Priscilla Bousek es una cantante venezolana-chilena que llega a conquistar el mercado latino con su melodiosa voz. Priscilla nos presenta una propuesta fresca y original con temas tropicales como lo es su primer sencillo, “Ay, ay, ay Corazón”, una bachata romántica, moderna y bailable compuesta por su padre, Guillermo “Wille” López. 

“Ay, ay, ay Corazón” es la punta y una muestra de lo que será el álbum debut de la cantante, el cual incluye nueve pegadizos temas que van desde la bachata hasta la cumbia y el kizomba. El álbum fue grabado en Quilpué, una pequeña ciudad localizada en la región de Valparaíso, Chile, bajo la producción de Carlos Olguín Salazar, y es un reflejo de las influencias musicales que Priscilla ha adquirido gracias a que ha vivido en diferentes lugares y se ha nutrido de diferentes culturas y ritmos musicales. “Mi música es bailable con letras románticas siempre tratando de conservar la pureza de cada estilo”, comenta la cantante.

La música ha sido parte de la vida de Priscilla desde niña, ya que en su propio hogar tenía a su padre como su mayor ejemplo e inspiración. Ella no dudó en lanzarse al mundo musical con un tema que le toca muy de cerca, ya que su gran sueño ha sido poder cantar los temas de su padre. Con “Ay, ay, ay Corazón” Priscilla no solo le rinde honor a su progenitor, sino que le trae al público una moderna versión, seductora y llena de romanticismo, del que fue un éxito en la voz de la reina de la lambada, Natusha, en los años 90.

Priscilla nació y creció en Venezuela hasta los 13 años cuando emigró al país de sus padres, Chile. Allí siguió cultivando su amor por la música y conociendo más de cerca los ritmos de esa cultura. Aunque su sueño era estudiar esta rama del arte, no pudo hacerlo, y en su lugar optó por una licenciatura en Ingeniería Ambiental.

Luego de graduarse de la universidad, Priscilla emigró a los Estados Unidos, donde su rumbo personal la llevó por diferentes lugares, siempre bailando y cantando con el sueño de poder algún día grabar los temas de su padre profesionalmente. En cada lugar que vivió, Priscilla se empapó de la cultura local y de sus ritmos musicales. Fue así como se enamoró de la música tropical en Puerto Rico, del kizomba, en Surinam, y del son cubano en Miami, ciudad que le volvió a recordar su amor por la música y la motivó a perseguir su sueño. 

“La música me hace sentir viva, es algo que siempre ha estado dentro de mi”, acota Priscilla. “Estar en un escenario cantando y bailando no tiene comparación con otras cosas que yo pueda hacer. Por un tiempo, no pude dedicarme a lo que tanto me apasiona porque tenía que mudarme con cierta frecuencia, pero siempre busqué la forma de nutrirme de la cultura musical de cada lugar donde viví”.

Con este lanzamiento, Priscilla demuestra que los sueños sí se hacen realidad y que se debe luchar por lo que se quiere. “Con mi música espero llevarle alegría al público, pero también espero ser un ejemplo y motivación para aquellas personas que han tenido que poner sus sueños en pausa para que no se den por vencidas y sigan a su corazón”, finaliza.